Importancia de los Hábitos de sueño.
Publicado por: Bekiapadres.com / Abril 2017
El sueño es una de las necesidades básicas que más importancia tiene en nuestro organismo y una de las que más tenemos que procurar cuidar.
Hoy en día, nuestro ritmo de vida afecta al sueño de tal manera que muchas personas sufren trastornos del sueño que terminan derivando en problemas cardiovasculares o tensionales.
La higiene del sueño es un hábito saludable que tenemos que inculcar en los más pequeños puesto que es pieza clave en su desarrollo cognitivo, físico y emocional. Por eso, es importante que los padres establezcan rutinas y horarios claros e inamovibles para que los niños adquieran este hábito y mantenga la misma cantidad de horas de sueño durante su infancia y adolescencia.
¿CUÁL ES EL NÚMERO DE HORAS DE SUEÑO RECOMENDADO PARA LOS MÁS PEQUEÑOS?
Durante los primeros años de vida, los niños ocupan la mayor parte de su tiempo durmiendo. Durante la noche suelen dormir entre 9 y 10 horas. El resto del día, también dedican parte de su tiempo a esta necesidad.
Sin embargo, a medida que crecen, el tiempo de sueño va disminuyendo. Esto no supone un problema si el descanso ha sido profundo y sin interrupciones. A partir de los 6 años, los niños comienzan a retirar la siesta de su rutina diaria. No obstante, el tiempo recomendado, por lo menos hasta la pubertad, es de aproximadamente 10 horas para que el cerebro y el cuerpo puedan recuperar la energía perdida durante el día.
¿CUÁLES SON LOS SIGNOS QUE INDICAN QUE LOS NIÑOS NO DESCANSAN BIEN?
La falta de sueño repercute en la conducta y el desarrollo del niño y la niña. En ocasiones, dormir bien se convierte para ellos en una tarea compleja.
Estudios demuestran que durante los tres primeros años de vida, el descanso perdido es irrecuperable. Este hecho puede ser realmente perjudicial para la salud del niño o la niña puesto que algunos aspectos de su desarrollo se han visto dañados por la falta de sueño.
Además, inconscientemente manifiestan esta falta de descanso en muchísimos aspectos diarios. Por eso, los padres o tutores de los menores deben estar alerta porque el cambio en su comportamiento puede deberse a una mala higiene del sueño.
Algunas de las manifestaciones más claras son:
1. Irritabilidad:
Dormir adecuadamente mejora nuestro estado de ánimo. Si el niño o la niña muestra menor tolerancia a la frustración, empeora su comportamiento, tiene muchos cambios de humor y es más susceptibles a cualquier cambio repentino de rutina o imprevisto puede que no esté descansando lo que realmente debería.
Nuestra actitud ante este comportamiento debe ser comprensiva. Si notamos un cambio radical debemos preguntarnos si está ocurriendo algo o si nuestro hijo/a no está descansando como su cuerpo y mente necesitan.
2. Nerviosismo:
Algunos niños con problemas de sueño pueden presentar conductas de inquietud, nerviosismo e impulsividad. Esto ocurre porque la falta de sueño provoca que nuestro cerebro reaccione de manera desproporcionada ante cualquier situación que se escape de nuestro control.
3. Falta de concentración:
Si nuestro cerebro no descansa bien tampoco estará preparado para rendir de forma óptima en tareas que requieran atención y concentración.
Uno de los signos que demuestran la falta de sueño en los niños es el bajo rendimiento académico por falta de energía.
4. Desajustes en el apetito:
Los ritmos de nuestro organismo se ven afectados por los problemas de sueño. Esto produce un desajuste en todos nuestros hábitos o rutinas, incluido el apetito. Es decir, aquellos niños que comen a deshoras, que muestran más hambre de lo normal y a horas no adecuadas, en definitiva, aquellos niños que muestran más hambre de lo habitual, pueden no dormir bien o descansar lo que su cuerpo necesita.
Este es otro signo de alarma que debe observarse porque también puede producirse por otras alteraciones cognitivas que no tengan que ver con el sueño.
5. Continuos dolores de cabeza:
No descansar bien produce dolores de cabeza continuos que pueden derivar en migrañas o jaquecas crónicas. Durante el sueño nuestro cerebro se libera de toda la tensión acumulada durante el día. El estrés puede provocar sueños interrumpidos y, por tanto, no nos permite descansar bien. Todo esto lo veremos reflejado en la energía con la que contamos cada día.
Aparte de los dolores de cabeza, no dormir bien provoca dolores musculares. Si notamos que nuestros hijos sufren dolores de cabeza sin causa aparente o se quejan continuamente de un dolor muscular sin haber sufrido ninguna lesión, tenemos que observar su hábito de sueño para controlar o mejorarlo.
6. Rabietas:
La falta de sueño provoca que los niños no sean capaces de tener un control emocional adecuado.
Si durante la noche, el niño o la niña pone impedimentos para irse a dormir o para quedarse solo en la habitación tendrás que buscar soluciones, como leer un cuento o contarle alguna historia bonita antes de dormir, poner música relajante con luz tenue, etc. Sin embargo, los niños deben aceptar el hecho de que deben dormir solos en la habitación y no podemos permitir que dependan de nuestro contacto para conciliar el sueño.
Estas son sólo algunas de las manifestaciones más comunes que los niños presentan cuando están realmente cansados. La falta de energía, la poca motivación, la irritabilidad o los cambios de humor pueden ser puntuales, pero si notáis un cambio repentino en el comportamiento de un niño o una niña deberéis averiguar cuál es la verdadera causa del problema.
¿QUÉ PODEMOS HACER PARA AYUDAR A NUESTROS HIJOS A ADQUIRIR UN HÁBITO DE SUEÑO ADECUADO?
Es importante inculcar pautas desde que son recién nacidos, puesto que su experiencia temprana será muy significativa durante el resto de sus vidas.
Hay niños que tienen más dificultades para conciliar el sueño y mostrarán llanto o pequeñas rabietas desde que son muy pequeños. Encontrar el remedio que más se ajuste a las necesidades que demanden nuestros hijos será una tarea ardua en la que se verá implicada nuestra paciencia.
Estas son algunas de las pautas que podemos seguir para lograr un mejor descanso:
– No saltarse los horarios establecidos. Trata de que tus hijos se acuesten siempre a la misma hora.
– Lograr que su habitación sea un lugar agradable y adecuado para el descanso, ajeno a exceso de ruidos.
– Realizar tareas relajantes antes de dormir, como leer un cuento.
– Evitar ver la televisión durante muchas horas y, además, antes de irse a la cama ya que se considera una actividad estimulante para nuestro cerebro.
– Después de la cena, tratar que los niños no realicen tareas que activen su organismo.
– No permitas que tu hijo utilice tecnologías o use videojuegos antes de dormir.
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